Dejamos atrás el año
2016. El nuevo año nos reta a superar las páginas oscuras que nos ha dejado el
año viejo. Para ello es necesario hacer un breve balance.
Entre los aspectos
positivos, a nivel mundial destaca la presencia activa del papa Francisco,
considerado el líder moral que la humanidad necesita, hombre de Dios y hombre
profundamente humano, sensible al dolor de los pobres y al grito de la tierra,
defensor de los derechos humanos y paladín de la paz.
Otro aspecto positivo
es la firma de la Paz en Colombia entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC,
pese a la resistencia de la oligarquía colombiana que se lucraba con la guerra
sin importarle el sufrimiento del pueblo. Queda pendiente abordar las causas
que dieron origen a la insurgencia.
Tampoco podemos dejar
de lado que, por primera vez en casi 40 años, el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, haya emitido una resolución histórica exigiendo al gobierno de
Israel que ponga fin a los asentamientos en los Territorios
Palestinos Ocupados. Esta noticia nos devuelve la convicción
del poder que tenemos las personas para cambiar el mundo si actuamos unidas,
pues ha sido fruto del trabajo de multitud de organizaciones de derechos humanos
en todo el planeta.
A nivel nacional
resalta la solidaridad del pueblo español con los damnificados por la crisis;
el banco de alimentos se nutre esencialmente de los aportes de los ciudadanos,
y esto es un signo indiscutible de esperanza. Asimismo, destaca la persistente
lucha para frenar los desahucios de multitud de familias afectadas por las
hipotecas. Y sobre todo, destaca la solidaridad, particularmente de la gente
joven, para acoger y ayudar a los refugiados que huyen de los países en guerra.
Entre los aspectos
negativos sobresale los casi 5.000 ahogados en el mar Mediterráneo,
siendo una tercera parte mujeres y niños. Son personas que huían de la
destrucción y de la muerte en sus países y se encontraron con el infierno de un
mar que los devora a causa de una Europa insensible ante este drama que golpea
la conciencia de nuestra sociedad. “Mare nostrum, mare mortuum” es el grito que
atraviesa el Mediterráneo de sur a norte y de oriente a occidente. Recomiendo
leer el libro “El Grito de los Refugiados”.
Relacionado con lo
anterior, golpea la crueldad e irracionalidad de la guerra en Siria, Irak y
Yemen, dejando un reguero de sangre y destrucción por doquier, mientras otros
países se enriquecen con la venta de armas. No menos impactante son las
masacres cometidas por el Estado Islámico, causante también de atentados
terroristas en Europa.
Finalmente, no podemos
menos que destacar la situación de degradación medioambiental a nivel
planetario que nos está llevando a un cambio climático de incalculables consecuencias
para toda la humanidad.
Son muchos los
aspectos positivos y negativos que nos ha dejado el año 2016. Sin embargo, son
mayores los retos que se nos presentan para seguir soñando y luchando por la
reconstrucción de una nueva sociedad de justicia y de paz.
Fernando
Bermúdez López
Miembro
de Amnistía Internacional, de Justicia y Paz y de Comunidades cristianas de
base
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